Ecos del corazón

Sonrisas dibujé en tu almohada,
deseando soñaras alegres madrugadas.
Rocíe de mimos y arrumacos
amaneceres gozosos en tus brazos.
Tus cabellos enredados en mis pelos
tejían caracolas insufladas con mi aliento.
En ellas escucharás ecos …
de mi corazón diciendo: “Te quiero”.

Silencios

Silencio en la oscuridad,
él solo hablando está.
Paradoja total.
¿Qué es silencio
y qué oscuridad?
Se siente....
Aquí, ahora está.
Sácame de él.
Devuélveme a la luz,
que vea tu rostro brillar
en esa oscuridad.
Sumergida en la profundidad
me pregunto incesante,
sin poderme parar...
Dónde está el instante final.

Mundos perdidos

Por momentos …
Sólo por momentos
irresistibles de melancolía...
El alma finge
la pena que la arrastra
por abismos de soledad
no compartida, vacía.
Prefiere perderse
por caminos no andados,
de sendas perdidas
que llevan a ninguna parte,
a callejones sin salida.
¡Encrucijadas de la vida!
Llenas de misterio,
insondables y atrevidas.
¡Cuántas personas amigas,
se encuentran perdidas!
Con esperanzas truncadas,
llenando de lágrimas
mares de melancolía.
Llegarán descubridores
y hallarán la salida
de esos callejones oscuros
de esperanzas perdidas.
¡Hallarán... Alma mía!
Salida y esperanza
para ti, que andas perdida.

Desgarro

Si desgarrándome puedo encontrar
un paraíso inmenso de inmensidad ...
Me desgarro entera, sin final ...

Las lágrimas empujan algo
indefinible, sin mesurar ...
Extraño, haciendo daño
arrastrando lo que tal vez
no se puede arrastrar ...

No soy ave, no soy humo
no me puedo elevar,
relegada aquí estoy ...
¿Quién me puede encontrar?

No quiero palabras.
Escuchar por escuchar ...
Calmar mis ansias ...
¿Quién habrá ?

Ecos suenan en inmensidad,
la luz intentan apagar ...
Algo recóndito
se resiste a naufragar.

Deseo ser

Deseo mirar con otros ojos
sentir con otro corazón.
Ser otra, no ser yo.
Verte sonriendo
bajo nuevo sol,
donde tan solo te diga
hola y adiós.
Deseo perderme por ahí
y no perderme en ti.
Viajar en el pasado
sin equipaje de ti.
Deseo vivir....
Sin morir por ti.
Volver a ser la que era
antes de quererte a ti.

Amor y fuego

Arde el fuego,
aviva la lumbre.
Una mujer baila,
dentro se consume.
Su falda de llamas,
estelas deja de humo
en aquel que la ama
como ninguno.
Mujer no bailes
alrededor de la lumbre,
abrázame con tu calor,
házme herrumbre.
Aunque te queme el fuego
que me quema a mí,
quiero estar cerca de ti.
La llama de tu amor
no se podrá apagar,
resplandecerá con la luz
de luciérnagas en el mar.
Tú y yo seremos
dos rojas lenguas de fuego
que en perfil de crestas
selladas, nos besaremos.
Las llamas nos envolverán
y ni una llovizna de otoño
las podrá apagar.
Tú eres combustible,
te conviertes en llamas
cuando me miras,
cuando me hablas.
No tocaremos el agua
para no ser el vapor
que nuestra llama apaga.

Me acompaña la luna

Caminé por aguas onduladas
mezcladas con serpentinas
de hojas enredadas.
Un claro de luna
en ellas tintineaba.
Era mi noche cálida.
La luna me acompañaba
en mi largo paseo
hacia la mar desenfrenada.
Allí, solo allí
se encontraba,
quien de noche
me dejaba sola para
que la luna me acompañara.
Yo caminaba
por aguas onduladas.
La luna me vio sola
y también enamorada.
Te acompañaré niña
hasta tu mar salada.

Mundo compartido

Un mundo compartido.
¿Será posible amor mío?
¿Será utopía o delirio?
Febril me siento
cuando pienso en este instante,
en este momento.
Cierro los ojos,
no quiero
tenerlos abiertos.
Basta de soñar en quimeras
cuando todos, diferentes,
creemos que lo nuestro
es lo que vale la pena.
No, amor mío.
Buscaremos un mundo nuevo
donde todo sea compartido.
Donde paseemos libres
sin encontrarnos de mendigos.
Donde escuchemos trinos
de golondrinas peregrinas
viajando sin destino.
No hay fin de viaje,
el mundo está compartido.
Nadie morirá de hambre
ni se abandonará herido.
Sobrará alimento,
sobrará cariño.
El mundo es de todos
y está para compartirlo.
Ven aquí, ven amor mío,
dejemos de soñar
bajo este cielo herido,
que el mundo es de todos
y aún no está compartido.