viernes, 28 de octubre de 2011

Todo se puede cambiar


No somos conocedores
del mundo y sus sinsabores.
Nos sentimos intocables reyes,
fervientes admiradores
de agasajos y honores.

¡Que nadie se atreva a tocar
nuestra digna intimidad...!
Negociemos, todo tiene precio.
Arribaré a tu puerto de ambición,
quedaré pleno de admiración.

Estamos vacíos por dentro
aunque de oro cubiertos.
Brillemos resplandecientes,
riamos alegres ante la gente.
Envidiosos los demás de mi felicidad.

¡Qué más me da!
si no me alegro yo,
quién se alegrará... ¡ja, ja, ja...!

Callaré esa boca putrefacta.
En ti no somos nada...
no representas la humanidad,
la solidaridad ni la igualdad.
Vomitaré tu veneno ahora y luego.

Nos abruma el aburrimiento
todo se nos da hecho.
¡Viva la comodidad, el lujo
la contaminación y el consumo!
Esto es vida oportunista y dirigida.

¡Ay, ay... qué vida ésta tan tremenda!
Nos asfixia sin que nos demos cuenta.
Nos pone la soga al cuello y tan contentos.
¡Por Dios que no podemos ya...
estar tanto tiempo sin respirar!

Nos volveremos huracán,
tifón del Norte y del Sur...
Barramos toda esta inquietud.
Seres descontentos nos manifestamos
a un tiempo con sosegada quietud.

¡Fuera ya tanta podredumbre y maldad!
Somos muchos los que gritamos
sin podernos aguantar:
Justicia, paz e igualdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario