jueves, 27 de enero de 2011

Carro de fuego

Subiré a tu carro,
“carro de fuego”.
Daremos un paseo
de comunicación y deseos.
Nos miraremos a los ojos
aún entreabiertos,
hablándonos de anhelos.
Descubriremos la fuerza del amor
dejando estelas en el cielo.
Subiré a tu carro de fuego
donde me susurrarás:
El resto de mi vida
contigo quiero pasar.
Haremos que nuestro deseo
se haga por siempre eterno.
Nunca nos daremos el último beso,
jamás bajaremos
de nuestro carro de fuego.

martes, 25 de enero de 2011

Deseo una vez más

Deseo que vengas para decirte,
una vez más,
lo que anhelo pensar,
que tu sentir,
en mí refugiado está.
Deseo contemplarte,
una vez más,
emocionarme con tu presencia
y dejar mi voz temblar.
Deseo, amor mío,
una vez más,
que encadenemos juntos
imaginación y realidad,
suspirando unidos
en el mismo compás.
Deseo por siempre,
una vez más,
sentirte y palpar...
cada rincón de tu piel,
como exquisito manjar.
Deseo que se dé,
cada vez más,
ese instante mágico
de sincronía en nuestro amar.
Deseo oír tu voz quebrarse
en mil besos feroces.
Deseo ahora,"ya",
prender tu corazón en llamas
y que arda de amor
dentro de mi alma.

domingo, 23 de enero de 2011

Emoción

Me emociono, cuando de lejos
te veo venir hacia mí.
El corazón se me agita,
da un vuelco en las entrañas mías.
Llegaste sosegado, tranquilo,
como rayito de luz,
colándote por mil rendijas.
En cada rincón, en cada esquinita
brilló la alegría.
Mi piel sonrosada se mostraba
con mirada dulce y cálida,
bebía a sorbitos
el amor que me dabas.
¡Qué bella me sentía!
Tú me amabas, irradiaba dicha.
Hoy día,
la emoción palpita,
hace vibrar dentro de mí
todas mis vísceras.
El corazón me susurra
y me silba.............
bellas melodías.

viernes, 21 de enero de 2011

A tu lado

Melancolía flotando en nubes,
notas de amor en silbidos
de viento encandilado...
Poemas recitados
al calor de una hoguera.
Barquitos surcando
un mar arrebolado,
cruzando esferas
en incesante halago.
Recuerdos felices
de mares, montañas
y pájaros volando.
Todo lo viví
paseando a tu lado.
Tú me llevabas
cogida de la mano,
apretándola con la fuerza
del amor enamorado...
¡Qué recuerdos tan felices
evocaba y evocaba...
Cuando tú te alejabas
un momento de mi lado!
Vuelve, ¡amor mío!
Revivamos el pasado.

miércoles, 19 de enero de 2011

Me gustaría

Me gustaría, amor mío,
que formaras conmigo
una sociedad de cariño infinito.
Me gustaría, amor mío,
que una sonrisa tuya
me agitase el corazón
haciéndolo retozar,
retozar de pasión.
Me gustaría, amor mío,
beber a sorbitos
el mismo aire
de nuestra respiración.
Me gustaría, amor mío,
que mis caricias
te transportaran
al séptimo cielo,
donde solo haya...
sociedades de amor.

lunes, 17 de enero de 2011

Indefinible, para mal y para bien

Soy minúscula, apenas perceptible.
Tal vez fui, sin saberlo
un ente indefinible.
Alguien que formándose, nadie informó
de cómo quería ser.
Nadie preguntó a quién quería amar
a quien quería serle fiel.
Aquí estoy yo.
Aquí estoy yo, indefinible...
Dúctil, maleable, debatiéndome...
en este instante que me pertenece.
¿O, es que algo me impedirá ser...
Ser mi propio yo también?
Amé, amo y amaré...
No permitiré que nadie decida
y menos en nombre de mi bien,
algo que me compete,
a mí, definida en mi propio ser.
Definida. Para mal y para bien.
Te amo, te amo, te amaré...
El tiempo no existe.
No es el dueño de algo que vive.
El tiempo es ladrón,
ladrón de besos,
besos del mañana, del ahora y del ayer.
Soy minúscula, imperceptible tal vez.
Pero no, no dejaré...
que me robe algo que me pertenece
que forma mi identidad, mi yo
lo que soy y seré...
¡Está claro!
La casualidad ni las normas
No me harán indefinible:
Jamás, jamás y jamás...
Nadie me robará
lo que soy. Lo que quiero ser.
Estaré contigo
siendo lo que soy
y lo que seré.
Alguien que se define
en tu propio ser.

sábado, 15 de enero de 2011

Como pluma

Una pluma invisible,
suave,ligera...
pasó por mi piel,
se posó en ella.

Sensaciones despertó
de juventud, de primavera.
Mi piel, sumida en letargo,
de su sueño despertó.

Un soplo cálido
de tu aliento perfumado,
la hizo volar, volar...
en vuelo raso.

La pluma eras tú,
mi eterno enamorado.

Con suspiros diluidos
en placer ilimitado,
se deslizó por mi piel
con suavidad y agrado.

jueves, 13 de enero de 2011

Mi niña

Mozuela, ¿te acuerdas cuando eras vieja? María escuchó estas palabras como un soplo, que a través del oído, le inundó los sentidos. Habría sido vieja alguna vez y ahora, después de un largo sueño,despertó nueva y sin vejez.

"La verdad que no lo entiendo", se dijo así misma, deseando que fuese cierto, por primera vez y sin descontento.

La niña continuó su camino y dejó atrás todo el chiquillerío, que de una manera u otra pretendía llamar su sentido. Ella lo observaba todo como si lo estuviera redescubriendo, como si recreara cada momento.

Se envolvía en la tarde de primavera, dejando que el olor a flores le embargara el aliento; que la fresca brisa le acariciara su cuerpo, que la vida entera se le ofreciera para saborearla, toda ella, con un lametón a tiempo.

Después de una hora alejada de casa, sintió el deseo de volver. Al llegar, encontró la puerta entreabierta. Un gato asomaba su cabeza por entre las cortinas que protegían la puerta del radiante sol y de las miradas inquietas. No era su gato, sino el de la vecina, que acudía allí con frecuencia para compartir fantasías.

María se sentía gato, ronroneaba al unísono y acariciaba a su amigo más inmediato. La niña lo observaba, lo envolvía en un trapo y acurrucándolo, lo mecía un rato:
A la nana nanita,
nanita, ea...
mi dulce gatito
dormido queda.
Duerme tranquilo
que tu sueño es hermoso,
alguien te vigila
llena de gozo.

Su madre, apareció en ese momento, con gesto de preocupación y le preguntó a María que dónde había estado. A lo que ella respondió: viajando en el pasado.

Unos niños le habían dicho que antes fue mayor . Ella trataba de recordar, de buscar en su interior algún recuerdo bonito y lleno de color. Que era imposible haberlo olvidado, pero mirando a los ojos de su madre, se le olvidó todo el pasado. No había nada tan hermoso mirando esos ojos claros, llenos de pasión y llenos de llanto.

- Mamá, quiero recordar, recordar mi pasado.
- No te preocupes hija, por los tiempos pasados; que lo pasado , pasado está. Ahora toca el presente, vívelo como un canto.
- Un canto de pan quiero, mamá. Un canto con aceite y sal, que su sabor me haga regresar, aquí donde tú estás.
- Ahora te doy lo que me pides y te daría más. Llenaría tu corazón, mi niña,con lo que te alegrara más. Algo bonito y hondo que tus entrañas recibieran como si de nata fuera.
- No me mires así madre, que tus palabras ya me hablan, de lo mucho que me quieres, de lo mucho que me amas. Dame aquello que tengas en casa, que para mí será un manjar que de tus manos resbala.

María se la quedó mirando un ratito embelesada. Su madre entró algo pensativa, algo ensimismada. ¿Por qué su hija le contaba esas cosas tan raras? No son cosas de chiquillas, ellas piensan en muñecas y fantasías animadas. Fuera como fuese, María era María, su hija preciosa y no una extraña. Ella le ayudaría a navegar por su mar arrebolada. Le acompañaría allí donde fuese, a los confines del mapa.

En su casa había un corral con un olivo y una parra. El olivo plateado con aceitunas negras y verdes. óvalos brillantes que a María le encantaban. De la parra colgaban hilitos verdes con uvas redondeadas, aún sin madurar, aún deseadas. María se sentó al lado de la parra, sin dejar de mirar y mirar algo que la deslumbraba. No era el sol, ni el brillo en las ramas, sino un caracol que los cuernos le sacaba. Ella lo observó y miró cómo su huella dejaba.¿Qué sentía el caracol para cargar con su casa? ¿Sentiría timidez o pesada carga? No lo sabría nunca, porque el caracol no hablaba. Sí quería, dejar su huella. Pero ¿a quien le interesaba? María pensó en esto: quería dejar una huella, honda y clara, que nadie la pisase para que ella algún día la encontrara; no quería vagar y vagar por tierras lejanas, donde antes nadie pisó ni habría quien pisara. Sino encontrar su huella, una pisada clara, donde su zapato entrara. Algo que la acogiera de manera familiar y no vaga.

Allí en el corral pasó unas horas hasta que llegó la noche serena y clara. Su madre le trae la cena: leche de cabra con sopas de avena, endulzadas con azúcar y canela en rama. Ella le pregunta que dónde va el día cuando la noche acampa. Nadie le contesta, nadie le aclara. La niña insiste y su madre responde calmada:

- María, al día se le acaban sus luces y llama a la noche para que cuelgue uno a uno todos sus faroles; mañana amanecerá un nuevo día, mejor que el que tú ya conocías.
- Duerme contenta, mi vida, que tú y el día dormiréis en la misma cama ya mullida.

La noche la mece, le canta una nana; el gatito dormía en sus brazos y ella flotando en la nada.

Los albores de la mañana ya entran por la ventana.

Las mariposas de la noche palpitan medio apagadas. María aún duerme un sueño dulce como la miel, con la piel rosada del atardecer.

Una voz cantarina la atrae, la despierta y la entusiasma:
- ¡Arriba, niña mimada ! ¿No hueles el día que ya entra por tu ventana?
- Me voy a trabajar antes que despunte el alba, pronto el sol estará en su cumbre y yo en el fondo de una franja. La tierra a ambos lados, yo evitando que se caiga. Este hoyo que estoy haciendo, será el sitio donde crecerá un olivo de verdes ramas; olivo que no alimentará la vida de quien lo labra. Pero tú María, hoy mismo tendrás este hoyo en tu pan, lleno de aceite con sal.

Su padre le hablaba y hablaba, mientras María escuchaba.
Luego más tarde visitaría esa franja de tierra húmeda recién arrancada. Acompañaría a su madre llevando el almuerzo de su padre en una fiambrera hecha de esparto trenzado. Por el camino iría oliendo a campo, pisando mil chinitas de arena y barro; cruzarían un arroyuelo transparente y claro, recogiendo mil aromas y sabores de antaño.

Su madre divisó a lo lejos, una figura familiar de pelo rubio y rizado.

-Mira María, allí está quien buscamos. Es tu padre, mi niña, tu padre que está trabajando; buscando nuestro sustento con sudor no amargo.

La niña se fué corriendo y se tiró a sus brazos. Brazos que la recibieron con dulce quebranto:
- Aquí viene mi bien, mi dicha y mi agrado. ¿ Qué me traes? nada me alegra más que tu abrazo.
- Te traigo comida, padre, y a mi madre que te abrace.

Con cansancio, sudor y hambre, el hombre abre su mochila manchada de aceites y panes. Todo le parece abundante. Abundante de placeres que le transportan a mil ciudades donde no se labora agotado, sino a partes iguales.

- ¡Adios, amores míos! Volveremos a vernos más tarde. Será cuando el día se acabe y llegue la noche para reposar sin reproches.

Los días transcurrían en pesada calma sin que nada los perturbase. María crecía y crecía, siendo la misma de antes.

María se hizo joven, planteandose otros interrogantes. La vida es un misterio. Un misterio constante. Se decía para sus adentros y sin llegar a ninguna parte. ¡Qué triste es vivir, vivir con tanto interrogante! El origen de la vida, no hay quien me convenza con una respuesta tan grande. ¿Por qué estoy aquí? ¿ Dónde estaba antes? ¿ Dónde llegaré? ¿ Llegaré a alguna parte?...

María se convenció en vivir, sólamente en vivir, mientras llegaba a esa otra parte. Dejarse arrastrar por la corriente ambulante. Vivir intensamente cada minuto y cada instante. Prolongar los momentos , esos momentos con lastre. Dejar la huella indeleble del caracol para que la encuentre, quien la busque y ame.

Como vorágine pasajera, la vida de María transcurrió. Pasó su infancia; su juventud tempranera. Pronto conoció el amor. No el amor a ella. La vida era atractiva,atractiva y bella. Todo escondía alguna sorpresa y reunía encanto para disfrutarlo a manos llenas. ¡Con amor todo prospera! ...

Te conoció a tí y concentró en tí la Naturaleza. El Universo se disolvió, rompió su esfera, cuando tú le dijiste que podías vivir sin ella. María, quedó callada, pensativa y etérea: seguiré mi camino, buscaré otra esfera, que me haga recordar aquello que tú eras. Volverás algún día,si de verdad me quisieras.

Así transcurre todo, mi niña María sigue buscando y buscando algo que no encuentra, mientras sigue en la vida trasiega que trasiega...

Desencanto

Rabia, desesperación...
Morder el polvo del suelo.
Matarme a traición.

Ansiedad que carcome los huesos,
el tiempo transcurriendo,
como siempre a destiempo.

Me consumes tú.
Tú te pudres,
entrañas adentro.

Por qué reacciono así,
sin moderación.
No tiene medida la desesperación.

Me duele hasta el aire,
el aire que respiro
viciado hasta mi desolación.

Déjame mustia y apagada
en mis propias cenizas,
cenizas de desilusión.

¿Quién me levantará el ánimo
y lo compondrá de amor?
No serás tú. Lo nuestro se acabó.

Por eso estoy así,
sola, perdida,con heridas
de agua salada, resquebrajada.

Lo nuestro se terminó.
El dolor quedó.
El olvido no se olvidó.

¡Qué importa...!
¿Quién de los dos,
rompió el hechizo?

Si no fue hechizo,
que fue amor.

Fuiste tú. Tal vez yo.
Ambos no lo quisimos...
Simplemente sucedió.

Nuestro tiempo terminó.

martes, 11 de enero de 2011

Imagen contra natura

Tu semblante hiriente
en miradas superficiales,
amable y desafiante
a cualquier alma
que se atreva solo a mirarte.

La naturaleza no derramó en ti,
no derramó sus preciosos dones.
Pero como milagro sublime
te colmó, con creces,
de ser único, irrepetible, desafiante.

Dejó otros tesoros profundos
que los sabios aprecian
y que están en tu fuerza,
tu tesón y tu coraje.

No sufras, amor mío,
no sufras por tu imagen.
Proyectas sentimientos, valores,
la superación día a día,
de gestos de rechazo, discriminación
y desconcierto.

Recuerda que eres único, irrepetible
y que te necesita el universo entero.
Todo se marchita,
se marchita con el tiempo.
Pero hay seres perdurables,
contienen sentimientos, emociones,
son desafiantes al tiempo.

Siéntete único y perdurable,
perdurable en el tiempo.

Te quiero. Con los ojos no te veo.
Te veo con el corazón,
con el corazón y los sentimientos.
Somos muchos. Muchos en el universo,
los que así te sentimos y
te apreciamos desde dentro.

lunes, 10 de enero de 2011

Charcos

Charcos, brillantes espejos
plateados de cielo.
Niños chapotean y chapotean
en incesante juego,
salpicando alegres gotas
que están besando el suelo.

La lluvia regó los campos
fecundó los suelos.
En primavera mil flores
llenaron de colores
y aromas las tierras húmedas que
cubiertas de charquitos antes estuvieron.

Los niños ven su cara
se miran en charcos etéreos.
Imaginan felices,
que vuelan por los cielos.
Sin saber que es el cielo
quien se mira en ellos.

Charcos, charquitos,
que bajáis de las nubes
y os alojáis en el suelo.
Sabéis a tierra, mar y cielo.
A tus labios cuando los beso
y calman mi sed por momentos.

jueves, 6 de enero de 2011

Sonrisa

Te vi, te vi sonreir.
Tu cara reflejó un destello
de la ilusión contenida
en tu interior.
Con una sonrisa
todo cambió.
Me contagió tu ilusión,
Te ví, tú me sonreías.
Un beso prolongado
de felicidad, cayó
de tus labios ese día.
La ternura, iluminó
tu rostro y me invitó
a compartirla.
Todo ocurrió porque
tú me sonreías.
¡Oh sonrisa bella,
Oh sonrisa atractiva!
¡Qué universo de emociones!
se desprende de una sonrisa.

lunes, 3 de enero de 2011

Cielo

Pinceladas de nube
surcando el azul,
inventan poesías ...
En ellas estás tú.

¡Oh, cielo inmenso!
¡Oh, cielo azul!
¿Por qué tus alturas
reflejan quietud?

Dime dónde está ...
tu color azul.
Te tornas de blanco y gris
cuando lo quieres tú.

Vuélvete arco iris,
mezcla los colores.
Haz una gama,
una sinfonía de amores.

No quiero ser de un color puro,
quiero mezclarme en gamas ...
de cristalino purpúreo,
transparente, diáfano e impuro.

Cielo que albergas gamas,
no seas inalcanzable,
acércate a tu tierra
que reclama tu lluvia fresca.

Quiero oler tu aroma,
no oler a tierra seca,
sino a tierra mojada
de humedad mezclada.