jueves, 13 de enero de 2011

Desencanto

Rabia, desesperación...
Morder el polvo del suelo.
Matarme a traición.

Ansiedad que carcome los huesos,
el tiempo transcurriendo,
como siempre a destiempo.

Me consumes tú.
Tú te pudres,
entrañas adentro.

Por qué reacciono así,
sin moderación.
No tiene medida la desesperación.

Me duele hasta el aire,
el aire que respiro
viciado hasta mi desolación.

Déjame mustia y apagada
en mis propias cenizas,
cenizas de desilusión.

¿Quién me levantará el ánimo
y lo compondrá de amor?
No serás tú. Lo nuestro se acabó.

Por eso estoy así,
sola, perdida,con heridas
de agua salada, resquebrajada.

Lo nuestro se terminó.
El dolor quedó.
El olvido no se olvidó.

¡Qué importa...!
¿Quién de los dos,
rompió el hechizo?

Si no fue hechizo,
que fue amor.

Fuiste tú. Tal vez yo.
Ambos no lo quisimos...
Simplemente sucedió.

Nuestro tiempo terminó.

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